
Es lo que tiene el Camino: todas las mujeres que circulan por aquí acaban desprendiendo cierto aire bollo y al final, te confundes. Por las mañanas te levantas en el albergue y ahí estamos todas, cepillándonos los dientes al unísono vestidas a lo Pink ride. El pelo corto o mega recogido, cero maquillaje, nada de accesorios inútiles, de estilo deportivo hasta la ropa interior (y casi todo marca quechua, que parecemos sacadas del catálogo de Decathlon). Hay días que parecemos la versión femenina de los Village People, entre las vascas con el frontal en la cabeza, las japos despeinadas, las suecas con las trenzas y las camisas de cuadros...