viernes, 12 de julio de 2013

Neuromúsica

Muchas veces no te sigo.
Me dejas ahí, a tu lado, sentadas frente al piano, y empiezas a componer a una velocidad inasequible.
De vez en cuando buscas alguna nota en el piano, para completar las que ya suenan dentro de ti. Tus dedos se desplazan a ciegas sobre el teclado, y  garabateas ausente en la partitura, pensando en lo siguiente, mordiendo el lápiz con ahínco. Personas que yo no veo te señalan errores que aún no has cometido, y tu te disculpas en voz alta y corriges compases que aún no habías empezado a escribir, murmurando lecciones de armonía aprendidas a sangre y fuego muchos años atrás.
De repente te giras y me miras interrogante: ¿Tú qué crees?¿Qué hago? Y no sé cómo decirte que ni en un millón de años podría entender en qué encrucijada estás, que desde aquí sólo veo el resplandor de tus miles de neuronas estallando de repente en colores como fuegos artificiales.

- Creo que sería realmente hermoso ver tu cerebro trabajar.