martes, 26 de marzo de 2013

A nosotros no



A nosotros nunca nos pasará. Somos adultos. Nadie, ni el mejor de los magos, puede confundirnos, engañarnos, manipularnos. Nos creemos psicológicamente invulnerables, al menos hasta que nuestro jefe nos acosa, una pareja nos maltrata o alguien cercano abusa emocionalmente de nosotros. Creíamos que esto le pasaba a otro tipo de personas. Personas estúpidas, débiles, dependientes, más mayores, o más jóvenes, con una perspectiva completamente distinta del mundo. A nosotros no.
Pero sí, pasa, y entonces descubrimos que las leyes están hechas por gente, que como nosotros hasta entonces, cree que los adultos, por el mero hecho de serlo, son invulnerables. Por lo tanto, si alguien te hace daño, algo habrás hecho.

domingo, 24 de marzo de 2013

Los amigos de los amigos de mis amigos



En 1948, más de  5000 personas de Framingham, Massachusetts, se presentaron voluntarias para formar parte de un estudio a largo plazo sobre los hábitos de los norteamericanos y su salud cardiovascular.

Las conclusiones de este estudio, que ha durado más de tres generaciones, le han servido a gente como a James Fowler para desarrollar teorías apasionantes sobre el funcionamiento de las redes sociales. En su libro Conectados,  explica que muchas de nuestras actitudes y conductas se contagian más allá de nuestro "horizonte social", es decir, que podemos llegar a influir (y a ser influidos) por gente que no conocemos. En concreto, este fenómeno sucede entre los "tres grados de influencia" más cercanos (los amigos de los amigos de nuestros amigos), y luego se desvanece. Es una variación de la famosa teoría de Los seis grados de separación, pero basado en el poder de influencia que tienen los demás en nosotros en base a algunos indicadores, como por ejemplo el tabaquismo, la obesidad, las opciones políticas o la felicidad. Como explica Punset en el vídeo, tener un amigo obeso nos hace un 58% más propensos a desarrollar obesidad, pero también a nuestros amigos, y a sus amigos, aunque no les conozcamos.

De repente mi entorno se ha llenado de embarazadas. Ellas dicen que es por la edad, yo creo que es Fowler. ¡¿A quién se le ocurre ponerse a tener hijos ahora?! No se dan cuenta, pero están provocando que las amigas de mis amigas (¡e incluso vosotras!) se queden embarazadas.

Pero me alegro por ellas, porque son felices, y eso al final revierte en nosotras. Igual que los malos hábitos y la depresión se extienden como una epidemia por nuestro entorno social, también podemos pensar en el enorme poder de cambio que tenemos nosotros. Si dejas de fumar o eres feliz, no solamente mejorará tu vida. También puede cambiar la de las personas que te rodean hasta tres grados de separación. Y eso no son un puñado de gente: se calcula que cada uno de nosotros conoce una media de 100 personas, así que nuestro entorno hasta el tercer nivel de influencia pueden llegar a ser de...¡1.000.000 de personas! (a la práctica son bastantes menos, ya que solemos tener muchos amigos/conocidos comunes) Y además, según sus estudios, la felicidad se transmite en un porcentaje más alto que la tristeza, así que el secreto es lanzarse a conocer gente, cuánta más, mejor, porque así tienes más probabilidades de conectarte con una red social que te haga feliz.

Al final, el secreto de la felicidad van a ser los otros: los que aún no conocemos.