domingo, 24 de febrero de 2013

Nameless Cat



Se ovilla en mi regazo y busca mis manos para que le acaricie. Nos gustamos. Siempre quise tener un gato cómo él, elegante y cariñoso. Y al final, he acabado conociéndole sin tenerlo. Viene cuando le apetece, a desayunar conmigo, o a ver la tele, luego vuelve a su casa, con su ama. Creo que no soy su única amante en el barrio. Pero bueno, qué se le va a hacer, es un gato guapo y yo también estoy comprometida.

Tu ciudad se esfuerza en ofrecerme unas mañanas espléndidas, el cielo de un azul radiante, los pájaros cantando, el café caliente, un gato ronroneando en mi falda, el aire limpio, los niños gritando en el recreo del cole, las campanas dando las horas. Sin embargo, cada vez que bajo del tren y vuelvo a mi vieja, sucia y conocida ciudad no puedo evitar sentir que allí es dónde está mi hogar.