miércoles, 28 de septiembre de 2011

Revelaciones

Aunque soy prácticamente perfecta en casi todo, como Mary Poppins, hay algunas cosas para las que no estoy dotada, como el baile o las matemáticas.

Y conducir.

Los nietos de los nietos de mi profesor de la autoescuela se pagarán la universidad con lo que me voy a dejar en prácticas. Maldita sea.

jueves, 15 de septiembre de 2011

BolloEsponja

Es sábado. Marla y yo hemos salido de fiesta con unos amigos y acabamos en Enfants. Estamos bailando y haciendo un poco el tonto, yo me muero de calor. Me voy a buscar una copa y me siento un momento.

Un tipo clavado a James Frain se me acerca. Ya lo he visto merodear antes, pero no me da tiempo de escapar. Con infinito morro, me suelta:

- Oye, ¿qué haces aquí sentada? Ve y síguele el rollo a tu amiga, que me gusta mucho. Estoy por comprar palomitas.

Y lo dice con una gran, bonita, sincera sonrisa.

Será imbécil. Es el colmo del voyeurismo. Es como si tu vecino mirón te gritase por la ventana: ¡No, así no, el otro perfil, que me gusta más! Es humillante, no sólo invade tu intimidad, encima, te tiene que gustar. Eres BolloEsponja, la amiga de los niños, y te pagan por hacerme feliz. Y algunos me dirán que eso me pasa por no ir a sitios de ambiente, como si me lo mereciera por escapar de la reserva sioux.

¡Cúantos insultos y frases mordaces podría decirle ahora! Pero en el momento me limité a atragantarme con el gin-tonic y a pedirle que se largara con un gruñido sordo. ¿A cúantos idiotas tendré que aguantar hasta tener los reflejos para partirle la cara a uno?

sábado, 10 de septiembre de 2011

Cigüatanejo

"Andy Dufresne alcanzó la libertad arrastrándose por quinientas yardas de porquería que olían como no me quiero imaginar (...) y salió limpio al otro lado"

Midori ha visto la película miles de veces, pero ahora, de repente, esta frase se le clava en el cerebro y se le repite, una y otra vez. "Quinientas yardas de porquería". Siempre le repetían que aquello no era una secta, porque lo difícil era entrar, no salir. Pero era mentira. Había puertas, como en la cárcel, pero no son de salida. Así que tuvieron que escapar por las cloacas, arrastrándose entre la suciedad acumulada debajo de La Organización.

"Arrastrándose". Unos se quedaron atrás, a otros los atraparon de nuevo. Algunos han abandonado después de tragar demasiada mierda, y otros, siguen arrastrándose paso a paso. Pero Midori no conoce a nadie que haya salido limpio al otro lado. Escapar es un proceso largo y deja huellas.

Quizá aún les falta recorrer unas cuantas yardas más antes de salir al otro lado, y largarse a Cigüatanejo a reparar un yate.

domingo, 4 de septiembre de 2011



Café. Tostadas. Periódicos de domingo. Sol. Estamos en septiembre pero aún es verano en Wysteria Lane.


-¿Sabes lo que estaría bien? Pintar esa pared. Está muy triste así.

- ¿De qué color la pintarías?

- Ummm. Azul. Como las casas de la isla, ¿te acuerdas?

- Sí...

-Podríamos pintar cositas de cada viaje. Paisajes, casitas...

-Jajajajaja, qué horterada. Sería espantoso.

- ¿Sabes lo que sería más espantoso aún? Tener que quitarlo.
- Ah, no, tú me dejas, tú vuelves a pintar la pared de blanco.
- O podemos contratar a alguien. Para cuando me dejes, quiero decir. No quiero sufrir borrando nuestro imaginario mural de felicidad.

- O sea, que ahora eres tu la que está asustada, ¿eh?
- ¿Yo...? Noooo. Bueno, vale, sí, un poco. Es que no creía que te podría engañar para tanto tiempo.

- Jijiji. Te he ganado.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Nombres

- ¿Es usted la responsable?
- Sí, señor.
- Soy el responsable del acto. Debo felicitarla. ¿Cómo se llama?
- Soy...Midori Hisaishi, señor.

Ha estado a punto de decir el otro nombre. ¿Quien duda al decir su propio nombre? Nadie. No le molesta que los demás le sigan llamando por el otro nombre, pero es incapaz de presentarse a sí misma con él. No, ella ahora es Midori Hisaishi, ni siquiera Midori a secas.

Debería salirle natural, al fin y al cabo es su nombre de verdad. Pero Midori Hisaishi sólo fue Midori de pequeña. Luego, cuando entró en La Organización, despareció detrás de un alias muchos años, y todo el mundo se olvidó de su verdadero nombre. Es muy largo, decían. No te pega. Ahora, de repente, Midori Hisaishi ha reaparecido y firma correos electrónicos, contratos, saluda a amigos, al público, a los amigos, a su novia. Mi-do-ri-hi-sai-shi. Se le hace raro su propio nombre. Es tan...nuevo. Es como si no fuera ella, y a la vez, es la que siempre ha sido en el fondo.

Pero quizá Midori Hisaishi sea una buena persona para ser a partir de ahora. Una persona con un pasado breve, infantil, inocente...y futuro.