jueves, 26 de junio de 2014

Call of the Wild

La soledad tiene mala prensa. Pero a mí, la vida del lobo estepario me encaja como un guante, por más que he tratado de huir de ella. Mowgli, educado por los lobos e intentando vivir entre los humanos: mal asunto. Tarde o temprano te llama la selva, y te das cuenta de que te sobra la gente, las rutinas y toda la parafernalia de la civilización; sencillamente no lo necesitas. Sólo quieres correr desnuda por la tundra, y resolver los problemas a colmillazo limpio. ¿Tan complicado es?

jueves, 19 de junio de 2014

Madreselva

Hoy he vuelto al barrio, y he repetido accidentalmente ese camino que tantas veces hice de cría, cuando me escapaba de casa de mis padres para venir a buscarte a casa de los tuyos. Vivíais en un edificio altísimo, como una princesa en la torre más alta del castillo, justo al lado de dónde Barcelona pierde su nombre. Eran unas calles feas de frontera y vías del tren, bandas latinas, antiguas fábricas y farolas que no funcionaban. En la esquina, justo enfrente de las vías, había una casita, atrapada entre los edificios y el tren, que sobrevivía rodeada de un jardín en el que apenas cabían dos árboles raquíticos y una madreselva, que desbordaba salvaje por la valla y acariciaba a los transeúntes. Solía esperarte allí, y robarle flores. Recuerdo el olor intenso que desprendían y el corazón a punto de saltarme por la boca, esperando que aparecieras. Ya no existe nada de todo esto. Han reformado las aceras y borrado todo rastro del jardín, de las flores, de nosotras.

domingo, 27 de abril de 2014

Encontradas

Estamos perdidas en medio de un bosque cerrado, siguiendo un camino prácticamente inexistente que se desvanece con la última luz de la tarde. No hay señales de GR, no hay indicadores, no hay miguitas de pan. Hemos andado durante doce horas seguidas, hemos subido un par de montañas, bajado media docena de barrancos, cruzado veinte veces el río y esto empieza a parecer una canción de Marvin Gaye, pero no llegamos al refugio.

Me tomas de la mano. No vemos un pimiento. Tengo la adrenalina de supervivencia disparada: ya no estoy cansada, me siento alerta y en pleno rendimiento mental. Y de repente me doy cuenta de lo extraordinario que es que podamos estar aquí, metidas en este embrollo sin gritarnos, sin culparnos, haciendo chistes, admirando las estrellas y planteándome dormir en medio del bosque sin que nada me preocupe demasiado.

Te tengo aquí.


lunes, 21 de abril de 2014

Justicia Zombie



Sí, querías descansar y olvidarlo todo, pero la Justicia te quiere con las heridas bien abiertas y supurantes, las cicatrices curadas no impresionan a nadie.  Pero tampoco te desangres y te mueras, porque nena, esto va para largo y muerta no sirves a nadie. Así que eso es, casi muerta, pero no del todo: una zombie, dispuesta a dormir enterrada durante años y de repente levantarte de tu tumba con su primer aullido, sedienta de justicia.
No importa cuánto tiempo haya pasado, cuando te llame, bailarás a su son.  Te pedirán que des piruetas y saltes sobre tu pasado y sobre tu dolor: ya sabes, muestra tus heridas, pero no olvides caer con los pies rectos y los hombros paralelos, porque esto es una batalla e intentarán que pierdas el equilibrio. 
Y cada vez, cuando todo vuelva a estancarse sin sentido durante un período eterno y sin ningún atisbo de solucionarse, te preguntarás para qué coño tanta servidumbre sin retorno...A cambio de qué nos enrolamos en el Holandés Errante de los procesos Judiciales, ¿acaso por la victoria pírrica de al menos tener razón acerca de tus propios fracasos y pérdidas? 
Pero entonces, en los momentos más patéticos de esta lucha, aparecen desconocidos que de repente le dan sentido a todo. Gente que no tiene pesadillas por las noches, que vive en paz los años que a ti te robaron y cuyas heridas no pitan en los arcos de los aeropuertos, probablemente gracias a ti y a tus guerras estúpidas.
No se puede vencer al mal, y mucho menos usando la Justicia. Pero algo hemos minimizado los daños, y con eso ya me sirve por hoy.

viernes, 11 de abril de 2014

Marceline



- Estás muy delgada. No me comes ná. Tienes más hueco entre las piernas que Finn el Humano.
- Cómo te pasas. Yo quiero ser Marceline, y tener una hacha-bajo.
- Y ser reina de los vampiros.
- Eso también.

Estoy viva. Sigo escribiendo mis tonterías, y dibujando mis muñequitos, lo haré hasta que me muera, y también después, cuando me reencarne en Marceline. Pero me he vuelto huraña, o precavida, o mayor, y no me gusta exponerme. ¡Han pasado tantas cosas! Quizá la noticia es que soy razonablemente feliz, y eso es fatal para la inspiración.