lunes, 5 de agosto de 2013

"Es como Santa Claus para tu vagina"



Los anuncios de tampones son unos engendros televisivos con un público objetivo formado por niñas de entre 10 y 14 años, en los que, sin embargo, siempre salen chicas adultas, guapérrimas y tontísimas. Además, son extraterrestres: su sangre siempre es de color azul (quizá de pequeñas también salían en anuncios de pañales, que también orinan azul). Estas mujeres estupendas no tienen síndrome pre-menstrual, no les duele, no lloran, no gritan ni se atracan de chocolate y pollo frito, no retienen líquidos ni les salen granos en la cara. O sea, no tienen ninguno de los síntomas más evidentes de regla, y quizá por ello su máxima preocupación es que durante "esos días del mes" nadie "lo note", y sobretodo, "que no huela". Toda esa tontería y eufemismo, unido a que por edad al menos llevan 10 años teniendo la regla pero aún no han aprendido a ponerse un tampón, me saca de quicio.
Por eso, este comercial de la web "HelloFlo", con esta niña menárquica y psicópata, me parece lo más honesto que se ha hecho en el sector y creo que debería avergonzar a todos los creativos de TampaxPearl.

viernes, 12 de julio de 2013

Neuromúsica

Muchas veces no te sigo.
Me dejas ahí, a tu lado, sentadas frente al piano, y empiezas a componer a una velocidad inasequible.
De vez en cuando buscas alguna nota en el piano, para completar las que ya suenan dentro de ti. Tus dedos se desplazan a ciegas sobre el teclado, y  garabateas ausente en la partitura, pensando en lo siguiente, mordiendo el lápiz con ahínco. Personas que yo no veo te señalan errores que aún no has cometido, y tu te disculpas en voz alta y corriges compases que aún no habías empezado a escribir, murmurando lecciones de armonía aprendidas a sangre y fuego muchos años atrás.
De repente te giras y me miras interrogante: ¿Tú qué crees?¿Qué hago? Y no sé cómo decirte que ni en un millón de años podría entender en qué encrucijada estás, que desde aquí sólo veo el resplandor de tus miles de neuronas estallando de repente en colores como fuegos artificiales.

- Creo que sería realmente hermoso ver tu cerebro trabajar.

sábado, 22 de junio de 2013

Verano


La osa mayor no existe. Son sólo puntitos en el cielo, que alguien ha querido unir con líneas imaginarias para darle un sentido y un nombre.
Eso debería hacer yo con mi vida: unir los puntitos dibujando algo con sentido, un trayecto hacia alguna parte, para vencer el pánico que me entra cuando me doy cuenta de que me estoy haciendo peligrosamente mayor y aún no sé qué quiero ser de mayor.

martes, 26 de marzo de 2013

A nosotros no



A nosotros nunca nos pasará. Somos adultos. Nadie, ni el mejor de los magos, puede confundirnos, engañarnos, manipularnos. Nos creemos psicológicamente invulnerables, al menos hasta que nuestro jefe nos acosa, una pareja nos maltrata o alguien cercano abusa emocionalmente de nosotros. Creíamos que esto le pasaba a otro tipo de personas. Personas estúpidas, débiles, dependientes, más mayores, o más jóvenes, con una perspectiva completamente distinta del mundo. A nosotros no.
Pero sí, pasa, y entonces descubrimos que las leyes están hechas por gente, que como nosotros hasta entonces, cree que los adultos, por el mero hecho de serlo, son invulnerables. Por lo tanto, si alguien te hace daño, algo habrás hecho.

domingo, 24 de marzo de 2013

Los amigos de los amigos de mis amigos



En 1948, más de  5000 personas de Framingham, Massachusetts, se presentaron voluntarias para formar parte de un estudio a largo plazo sobre los hábitos de los norteamericanos y su salud cardiovascular.

Las conclusiones de este estudio, que ha durado más de tres generaciones, le han servido a gente como a James Fowler para desarrollar teorías apasionantes sobre el funcionamiento de las redes sociales. En su libro Conectados,  explica que muchas de nuestras actitudes y conductas se contagian más allá de nuestro "horizonte social", es decir, que podemos llegar a influir (y a ser influidos) por gente que no conocemos. En concreto, este fenómeno sucede entre los "tres grados de influencia" más cercanos (los amigos de los amigos de nuestros amigos), y luego se desvanece. Es una variación de la famosa teoría de Los seis grados de separación, pero basado en el poder de influencia que tienen los demás en nosotros en base a algunos indicadores, como por ejemplo el tabaquismo, la obesidad, las opciones políticas o la felicidad. Como explica Punset en el vídeo, tener un amigo obeso nos hace un 58% más propensos a desarrollar obesidad, pero también a nuestros amigos, y a sus amigos, aunque no les conozcamos.

De repente mi entorno se ha llenado de embarazadas. Ellas dicen que es por la edad, yo creo que es Fowler. ¡¿A quién se le ocurre ponerse a tener hijos ahora?! No se dan cuenta, pero están provocando que las amigas de mis amigas (¡e incluso vosotras!) se queden embarazadas.

Pero me alegro por ellas, porque son felices, y eso al final revierte en nosotras. Igual que los malos hábitos y la depresión se extienden como una epidemia por nuestro entorno social, también podemos pensar en el enorme poder de cambio que tenemos nosotros. Si dejas de fumar o eres feliz, no solamente mejorará tu vida. También puede cambiar la de las personas que te rodean hasta tres grados de separación. Y eso no son un puñado de gente: se calcula que cada uno de nosotros conoce una media de 100 personas, así que nuestro entorno hasta el tercer nivel de influencia pueden llegar a ser de...¡1.000.000 de personas! (a la práctica son bastantes menos, ya que solemos tener muchos amigos/conocidos comunes) Y además, según sus estudios, la felicidad se transmite en un porcentaje más alto que la tristeza, así que el secreto es lanzarse a conocer gente, cuánta más, mejor, porque así tienes más probabilidades de conectarte con una red social que te haga feliz.

Al final, el secreto de la felicidad van a ser los otros: los que aún no conocemos.

domingo, 24 de febrero de 2013

Nameless Cat



Se ovilla en mi regazo y busca mis manos para que le acaricie. Nos gustamos. Siempre quise tener un gato cómo él, elegante y cariñoso. Y al final, he acabado conociéndole sin tenerlo. Viene cuando le apetece, a desayunar conmigo, o a ver la tele, luego vuelve a su casa, con su ama. Creo que no soy su única amante en el barrio. Pero bueno, qué se le va a hacer, es un gato guapo y yo también estoy comprometida.

Tu ciudad se esfuerza en ofrecerme unas mañanas espléndidas, el cielo de un azul radiante, los pájaros cantando, el café caliente, un gato ronroneando en mi falda, el aire limpio, los niños gritando en el recreo del cole, las campanas dando las horas. Sin embargo, cada vez que bajo del tren y vuelvo a mi vieja, sucia y conocida ciudad no puedo evitar sentir que allí es dónde está mi hogar.

sábado, 5 de enero de 2013

Sirenas



- Son buenas, ¿eh?
- Mhm.
- Qué pena que, para algo que funciona bien en España, tengamos que ensuciarlo con estos escándalos.
- Qué pena que a nadie le parezca importante la salud mental de estas chicas. ¿Las has visto salir de la psicina? Las griegas ni han rozado los 80 puntos y estaban exultantes. Míralas a ellas. Aún no han salido del agua y ya están cagándose en lo que sea que no han bordado.
- Bueno, el deporte de competición es duro. Hay que ser exigente.
- ¿Y si no se les está exigiendo en la dirección correcta? Yo no veo a las demás nadadoras salir del agua con esa cara. Quizá se les está presionando demasiado.
- Seguro. Pero así es como se consiguen las medallas. ¿Te crees que sin torturar a las chicas lograrían estos ejercicios tan perfectos?
- Quizá sí.
- ¡Qué va! ¡Es la única manera de lograr medallas! ¡Todo el mundo lo hace!
- Entonces quizá el sistema y las medallas son una mierda, ¿no crees?