Por la tarde, al salir de Radio Ficus, (emisora en la que actualmente ejerzo de becaria invisible) hacía frío, llovía y me sentía tan triste y vacía que he decidido venir a verte un rato...Por el camino, he comprado un par de gofres: de chocolate para mí, de leche condensada el tuyo, que siempre has sido diabética vocacional. Sí, lo sé, los gofres engordan horriblemente, pero hay que hacer reservas para la hibernación.
La primera vez que ví hibernar a una ardilla me convencí de que, en nuestro camino de evolución como mamíferos, perdimos algo esencial. Hibernar mola. Es más, yo creo que es algo casi natural y orgánico. Por estas fechas siempre tengo ganas de acumular comida y buscar un sitio calentito y confortable en el que enroscarme a esperar la primavera. Preferentemente, en compañía de otra ardilla.
Te lo he propuesto, pero nadie me toma en serio. Yo insisto, hay que aprovechar los últimos inviernos antes de que el calentamiento global nos cocine a la parrilla el mes de diciembre. Pero al paso que vamos, me temo que me tocará sufrir el frío otra vez.
En fin, siempre nos quedaran los gofres. Y la máquina de café.
3 comentarios:
me apunto a hibernar... vaya comienzo de otoño
un beso
Si...es bastante deprimente. Me estoy convirtiendo en una yonki del sueño, creo que puedo dormirme de pie. Cuando me hice mis horarios para otoño me tomé demasiado en serio lo de mis superpoderes.
Nada, nada. A acondicionar la madriguera.
Que emocion poder sentir los cambios de las estaciones,aqui siempre es verano.
Calurosos saludos.
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