miércoles, 19 de septiembre de 2007

Damiselos en apuros

Vladimir Propp era un señor ruso que, tras estudiar a fondo todos los cuentos tradicionales de su país, llegó a la conclusión de que sólo existen una veintena de argumentos, que se van repitiendo más o menos alterados. Publicó un libro con su gran descubrimiento en 1928, que nadie leyó hasta que en 1950 se tradució al inglés (esas cosas que pasan).

A partir de ahí, se han publicado montones de estudios sobre el tema. Parece increible que con la cantidad de historias que existen en el mundo, haya tan pocos modelos narrativos. Sin embargo, cuando echas un vistazo a la cartelera de Hollywood, te preguntas cómo puede ser que a nadie se le ocurriera semejante obviedad antes que a Propp. ¿Cúantas veces nos han contado la Cenicienta? Piénsalo: No sólo Disney, también Sabrina, Pretty Woman, el diablo viste de Prada...Siempre tenemos a la chica pobre, la madrastra, el hada madrina...y al príncipe azul. Y nunca, nunca falla la escena de la transformación de Cenicienta en princesa, ya sea la Hepburn bajando la escalinata vestida a la parisina, o la Roberts saliendo del probador de la tienda pija con la pamela y el traje de Dior.

Aunque a veces, los guionistas se estrujan el cerebro para darle un vuelco a los argumentos clásicos (aunque entonces suelen caer de nuevo en otro argumento universal...es ineludible, nada es nuevo). Ahora mismo coinciden en cartelera la peli de Winterbottom Un corazón invencible, y The Brave One, de Neil Jordan. No las he visto, pero parece que ambas tienen como protagonistas a mujeres que intentan vengar la muerte de sus maridos. De las dos, la que más me impacta (aunque puede que no sea la mejor, no las he visto) es la segunda, con Jodie Foster tomándose la justicia por su mano. Me parece genial que por fin a alguien se le haya ocurrido poner a una mujer haciendo ese tipo de cosas. Ahora hace falta ver la peli y juzgar que tal se lleva a cabo la idea, pero al menos en EEUU está arrasando. Es que ya está bien de que siempre tengamos que ser vengadas, rescatadas, salvadas. A ver si aparecen más damiselos en apuros en el cine...y le damos la vuelta a los viejos argumentos de siempre.

1 comentario:

Not dijo...

A mí el tema de la damisela en apuros era uno de los que me apasionaban. El problema era reconocer que no me identificaba con la susodicha damisela.

Pero, el tema en sí, aunque manido, recurrente y reiterativo, sí, nunca me parecía agotado para las historias que lo utilizaban.