viernes, 24 de octubre de 2008

verbena de otoño instantánea

Mi profesora de química solía decirnos cada vez que manejábamos el mechero bunsen: ¡El fuego quema! Nos reíamos mucho con eso. Siempre que alguien me alerta de que es peligroso jugar con fuego, sea cual sea el nivel metafórico del asunto, pienso en ella.

Lo que pasa es que fuera del laboratorio las cosas ya no están tan claras. ¿Estamos jugando? ¿O sólo juego yo? ¿Por qué me preocupa tan poco quemarme? Siempre me da por pensar que todo esto es un simulacro de fuego, un pasatiempos festivo e inofensivo como las bengalas y las bombitas de San Juan.
Puede que me lo esté inventando todo. Pero es divertido. Voy celebrando verbenas de otoño instantáneas, encendiendo cerillas mágicas en mi mente con tus chistecillos y chorradas, apartando el invierno de mi cabeza. Me basta con eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El fuego mola. Mucho.

Y además, sirve para todo.

Bonita metáfora, por cierto.

(Emma)

Anónimo dijo...

Sí, es divertido dejar que se consuma la llama hasta quemarte la yema de los dedos...

Y el olor a fósforo también mola.