jueves, 11 de septiembre de 2008

La verdadera fe

Ayer Charlotte y yo fuimos al concierto de Joan Miquel Oliver. Estábamos contentas porque media hora antes sólo había treinta personas haciendo cola, pero luego resultó que la cola sólo la formábamos los treinta desgraciados que ya no íbamos a poder entrar.
Durante el rato que estuvimos esperando cándidamente, Charlotte, yo y los otros veintiocho huérfanos fuimos amablemente invitados a dejar las drogas por una señora que (supongo) debió estimar que un concierto de Antònia Font era un buen sitio para encontrar pastilleros.
El folleto era muy divertido y ameno: "El extásis tiene los siguientes efectos a largo plazo: 1) es como si se rompiera en pedazos el centro de control del cerebro y luego se volviera a conectar del revés". Lo editaba la Congregación de la Cienciología, así que el título del opúsculo podría haber sido Dí no a las drogas, sí a las sectas...
Eso me llevó a pensar que todas las religiones tienen mecanismos de evangelización. Las lesbianas también.
Hay un sector de mujeres que se dedican infatigablemente a intentar convertir a la verdadera fe (así, así, en hipérbaton) a las descarriadas y a las herejes. Hay distintos tipos de lesbianas evangelizadoras. Estan las que se dedican a ello por corporativismo ( por lo de que cuantas más seamos, mejor) las que lo hacen por caridad (...es que algunas viven tan engañadas, y se les nota tanto...) y el sector más numeroso: las que actúan en puro y simple beneficio propio (que sí, que a tí te gustan las mujeres, sobretodo las que son como yo).
Pero las auténticas, mis favoritas, son las que ejercen su apostolado lésbico sin pretenderlo. Yo, que nací hetero y encontré la fe de la mano de una de ellas, puedo dar testimonio de su verdadero poder. Por algún misterio insondable del universo, estas personas crean una espécie de campo magnético a su alrededor que reúne y atrapa todas las lesbianas de corazón y las convierte para siempre. Mi Conversor es un personaje digno de mitología, regenta una constelación propia de nuevas admisiones a la Fuerza, y es el método más fiable y seguro para conocer a todas las lesbianas del lugar. Nunca me deja de sorprender el poder y alcance de su don: cuando le ví la última vez, me contó con pelos y señales MI relación con Violet (y no, no lee el blog).
El don de atraer y coleccionar bollos es algo raro y fascinante que hasta el momento yo siempre había pensado que iba estrechamente ligado con la condición de lesbiana, pero no. Últimamente estoy conociendo a personas con ese poder que son heteros y que no tienen intención de pasarse al lado oscuro, pero que irremediablemente atraen a las lesbianas a su alrededor. Charlotte es una de ellos, creo que conoce más bollos que yo. Qué mal repartido anda el mundo.
Y sí, este post forma parte de mi apostolado lésbico...aunque respeto la libertad de culto.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Después de un verano tan largo, me alegra que vuelvas a tus andadas con el blog.
Me gusta leerte

Un beso!

Anónimo dijo...

¡Ay! Apasionante mundo el de convertir a las mujeres... je je je

Seguro que si me lo propusiera no lo conseguiría...

Anónimo dijo...

Vaya... interesante.
Yo mantengo la teoría (hasta que no experiente lo contrario), de que una lesbiana o bisexual solo es atraida por una de su misma condición. Debe ser por las vibraciones que transmite.
Bueno, probablemente esté equivocada. Mai se sap. Todos los cuervos son negros?

Anónimo dijo...

Yo creo que una se puede colgar de una hetero, el debate en tod caso es en cuanto a las que están con tías, pero se siguen proclamando heteros... si estás con un ser humano del género femenino y te atrae, te gusta, etc etc... ¿cómo puedes seguir siendo hetero?

mitilene dijo...

Buenoo...que cada uno se etiquete como le apetezca...
Ya, de normal las mujeres que aparecen en el radar algo suelen tener...pero por desgracia el sentido común amoroso no es infalible...siempre hay algún día que la cagas.

Así que Miyavi es de las que lo hacen sin querer? Yo que hubiera jurado que la hacías en beneficio propio...jajaja

Anónimo dijo...

Ei, ei, ei!!!

Sin querer...pero porque existen intereses personales... Bueno...¡yo que sé! Este tema es complicadillo, jeje.