jueves, 28 de julio de 2011

Fin del mundo

Compras dos latas de cerveza y unas patatas. Esto es una especie de cita, pero ya me advertiste que no me arreglara.

-¿Dónde me llevas?
- A un lugar secreto, al fin del mundo.

En realidad, me parece imposible que haya lugares secretos, a estas alturas, en la ciudad. Pero sí, los hay. Y con unas vistas de Barcelona de 360 º, y nadie, absolutamente nadie alrededor. Viejos búnkeres anti-aéreos entre la maleza, plazas de cemento, y la ciudad, allí dónde dirijas la vista. Barcelona siempre ha vivido de espaldas a estos barrios. Las calles tienen nombres impronunciables, como si cuando hubieran decidido ponerle nombre ya estuvieran los mejores cogidos y sólo quedaran estos. Son calles con una pendiente vertical. En los años 80, los movimientos vecinales secuestraron un autobús público para demostrarle al Ayuntamiento que también podía subir por ahí.

- Desde aquí arriba es imposible evitar pensar que somos una plaga. ¿Cómo debía ser esto antes de...nosotros?
- Mmm...si viniera un tsunami ahora...
-¿Llegaría el agua hasta aquí?
- Uhmmm...pongamos que nos mojaríamos los pies.
- ¿Y solo quedaríamos nosotras dos?
- Sí.
-Pobre espécie.

- Mala suerte.

1 comentario:

Bey dijo...

El mecanoescrit del 3er origen por dos mujeres, ole tu!

Los bunkers del Carmelo, molan.