sábado, 13 de noviembre de 2010

Eres tan técnico/a



Ayer me llamó Freckles.
Tiene tres o cuatro trabajos de los que yo pagaría por hacer. Saca tiempo para ver todo lo que está en cartelera y lee suficiente como para hacer quinielas de quién ganará el Nobel de literatura este año, entre semana cierra el DIR y los findes, los mejores peores antros de la ciudad. Tiene dos carreras, habla con fluidez cuatro idiomas (que yo sepa). Es como una navaja suiza con alas, y sí, sus amigos son una pandilla de pensadores semidioses de lo contracultural. Y además, es guapa de las que quitan el aliento. Guapa de las que no necesitan peinarse, ni maquillarse, ni elegir la ropa antes de salir porque si lo hicieran las simples mortales moriríamos deslumbradas.

Ayer me llamó Freckles, y estuvo convincente y agradable, y yo podría haberme dejado convencer por sus razones, pero no lo hice (¡y lo que me costó!). Soy una simple mortal, pero también tengo corazoncito. Y ella, aunque no quiera, es demasiado técnica. Yo no puedo lidiar con la perfección, no soy tan buena persona.

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