miércoles, 9 de diciembre de 2009

Crash

Supongo que era vagamente consciente de que, al tomar ciertas decisiones, estaba adentrándome en un camino de no retorno, que estaba forzando ese golpe de volante fatídico, provocando este accidente aparatoso para salirnos de la carretera a toda costa. No me arrepiento.

Mi vida ha dado tres vueltas de campana y no hay marcha atrás. Todo lo que aparentemente hacía que yo fuera quién yo era se ha jodido. Y ojalá se hubiera volatilizado, o estallado en añicos. Lo peor es que ahora mismo, el invento me ha dado tres vueltas de campana, está ardiendo y yo me siento atrapada justo dentro.

¿Hasta que punto aquello en lo que gastamos todas nuestras energías, esperanzas, minutos de vida, nos define como personas? ¿Somos lo que hacemos? Si es así, practicamente he cometido suicidio. Pero quiero pensar que hay algo más, que lo que yo soy está formado por otras cosas, quizá más intangibles, que precisamente estoy salvando a costa de tanta sangre y fuego. Quizá nos definan más las decisiones que tomamos en los momentos trascendentes que diez años de rutinas y creencias.

3 comentarios:

Mariona dijo...

100% d'acord amb la ultima frase. Es aixi. Al final, la rutina no deixa veure res d'un mateix, tot i que en el seu moment, creus que es la teva rao de ser

Es igual, ara amunt...ara ja nomes es pot anar amunt

Un peto molt molt fort

Anónimo dijo...

Hay una canción que dice:
"No tinc por de perdre-ho tot, el que tinc no es el que sóc".

Ana Gordillo dijo...

estoy muy de acuerdo contigo