lunes, 28 de diciembre de 2009

Noche polar


En Dikson, Rúsia, la noche polar dura aproximadamente un mes, en invierno. Durante ese tiempo no hay amaneceres ni crepúsculos, y aunque hay luz, el sol nunca llega a asomar por el horizonte.
Minirússia no está tan cerca del círculo polar, pero creo que también tiene fenómenos particulares. Por lo que yo sé, hace un frío del copón, y no estoy muy segura de si sale el sol con normalidad, al menos en diciembre. Los índigenas de Minirússia se van a dormir cuando en Barcelona amanece, y a las seis de la tarde te dicen buenos días con toda tranquilidad mientras preparan el desayuno. Luego, cuando vuelvo con el Transiberiano a casa (Minirússia - Moscú, y allí, transbordo a Barcelona) tengo serias dudas de qué día es, y si se supone que tengo que comer, o cenar, o dormir. Pero me da igual. Yo siempre he tenido vocación de marmotilla, y la noche polar me sirve de excusa perfecta para enroscarme con ella en la madriguera e hibernar. Por no decir que con un poco de suerte en junio habrá seis meses de sol de medianoche, y nos pondremos morenas con el veranito ártico. ¿Lo ves, Medem? Había una versión más alegre.

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