miércoles, 9 de mayo de 2012

Chantilly

François Vatel fue un maitre y un cocinero excepcional. Trabajaba en el palacio de Chantilly para Luis II, el Gran Conde, y sus banquetes multitudinarios eran de un refinamiento inigualable.

Pasó a la historia por inventar algo tan delicado y goloso como la crema Chantilly, que aquí conocemos como nata montada azucarada porque no tenemos el glamour de los franceses.

La mostró a toda la corte durante una celebración de tres días que se celebraba en el castillo. Vatel tenía que preparar cinco banquetes al día para más de dos mil nobles y cortesanos y el pobre estaba un poco estresado. La crema Chantilly salió perfecta, los invitados repeinados del conde estaban maravillados y Vatel acababa de ganarse su sitio en la Wikipedia, pero él no lo sabía. En realidad, estaba fuera de sí porque el pescado para el banquete del día siguiente no llegaba. Desesperado, se encerró en su habitación y se clavó una espada en el vientre. Lo encontró su ayudante unas horas después, cuando fue a avisarle que el pescado, finalmente, había llegado a tiempo.

Lo peor es que comprendo al tío.


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