sábado, 7 de febrero de 2009

Marta, Sebas, Guille y los demás

Carlos me contó que a su hermana Isabel la echaron del trabajo, sin saber por qué. No le dieron ni las gracias, porque estaba sin contrato, aquella misma tarde, fuimos a celebrarlo...

Soy una experta en trabajo basura: con contrato de obra y servicio (cuando lo tienes), sueldo de menos de 200 o 300 euros, uniforme (indispensable, cúanto menos te pagan, más cantón es) y horarios infrahumanos. He hecho de casi todo, pero lo de los periódicos fue lo mejor. Y ahora, Metro ha cerrado. Me hizo ilusión que Marta, Sebas, Guille y los demás colegas se acordaran de mí y me invitaran a la celebración. Todos a la calle de un día para otro, sí, pero el buen humor que no falte.

Éramos una panda de gente curiosa: músicos, diseñadores gráficos, técnicos de sonido, cineastas, historiadores, biólogos investigadores, físicos...Quizá, entre todos, juntábamos siete u ocho carreras universitarias, y en total, un par de sueldos mileuristas. Otros se habrían lamentado y amargado, pero nosotros nos lo tomábamos con humor. Compartíamos una filosofía de vida similar: acumular trabajos basura que nos robaran el mínimo de tiempo y energía...para dedicarnos a lo que nos gustaba de verdad. La reflexión solía ser: lo que nos gusta no nos dá para vivir, y es una putada, pero al menos, sabemos que hay algo en la vida que nos llena de verdad ¡y podemos hacerlo! De alguna manera, todos teníamos pasiones y vicios muy distintos, pero lo importante es que todos teníamos algo en la vida que nos apasionaba.

Lo mejor de mi tiempo en ese sitio es que aprendí que se podía vivir así, en una especie de precariedad adolescente permanente, y ser feliz.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Vaya Miti... ahora si que me has sorprendido poniendo una canción de Amaral en tu blog!
Esa estrofa la canté con gran fuerza el pasado verano, en un concierto a Mataró. Acababan de echarme, o más bien, acababa de escapar de un buen despacho con un conrato basura.
De hecho acabo de empezar en otro curro: un peor despacho con un mejor contrato.
Todavía no sé dónde estaba mejor. Pero quién sabe dónde estaré mañana.

Anónimo dijo...

Pensé en tí ;)
Yo creo que es mejor un mal despacho con un buen contrato. Si tú estás bien ahí, puedes trabajar para mejorarlo y los beneficios, por pocos que sean, repercutiran en tí...con un mal contrato, dejas tu piel en algo que no te beneficia...