lunes, 18 de abril de 2011

Oda al cacaolat


  • Ruiz Mateos, ese señor que en una ocasión se presentó a un juicio vestido de superman, ha arruinado al Cacaolat. Ya sólo por eso debería cumplir condena. Es como si hubiera matado a los Reyes Magos.


  • Estas semanas los bricks de merienda han empezado a escasear en los supermercados. Esperemos que el cacaolat en botella de vidrio, ese mítico botellín que algunos guardaban sobre la cafetera para servirlo templado, no desaparezca de los bares.


  • He bebido miles de cacaolats, en botella, directamente con la cañita, calentados directamente con el vapor de la cafetera en invierno, helados en verano, casi de un sorbo, porque soy incapaz de beberlo despacio después de años de engullirlo antes de subir al autobús escolar. Aún así, rápido, el sabor del primer sorbo, inimitable, único, perfecto, tiene una capacidad de transportame a la infancia que pocas cosas pueden alcanzar. El cacaolat es la madalena de Proust de mi generación.


  • Un cacaolat no es un batido de cacao. Un cacaolat es un cacaolat. El cacaolat es patrimonio histórico, el cacaolat es memoria generacional, el cacaolat es delicioso y debe permanecer. ¡Salvemos el cacaolat!

1 comentario:

Murmi dijo...

Collons... ¿Dónde hay que firmar?