viernes, 1 de abril de 2011

En tránsito

Esta semana sustituyo a Talía, que se va de workshop de arqueología a Tel Aviv. En su empresa hay una sala muy pequeña, con armarios en las cuatro paredes y una mesita redonda en medio, llena de carpesanos desparramados en un equilibrio precario. Todo es gris: el techo, los armarios, la mesita y las carpetas.
- Esta es la sala de tránsitos. Aquí guardamos los documentos cuando aún no sabemos dónde archivarlos. O las personas, cuando no sepas dónde ponerlas.
Cada vez que entro en la sala de tránsitos pienso que ese cuartucho de nombre pomposo es lo que mejor define mi estado. A ratos siento que todas las cosas importantes de mi vida estan esperando conmigo allí, sin que nadie sepa dónde archivarnos. Pero al menos he logrado recuperar el control de esas cosas, ordenarlas en cajas y llevármelas hasta aquí, que ya es mucho. Quizá la sala de tránsitos no es tan mal sitio.

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