miércoles, 29 de julio de 2009

Feisbuc

Mi casa.
Todo está igual de caótico que como lo dejé. Yo he llegado emocionalmente removida del viaje, también, así que quizá mañana empiezo a digerir y a ordenar cosas.
Qué buenos estan los bocadillos sin mantequilla de cacahuete. Cómo me gusta esta ciudad, en la que de normal nadie me manda al infierno por con quién me acuesto, en la que puedo andar de un sitio a otro y se cena a las once de la noche.

Me lanzo ansiosa al portátil, ávida de droga después de dos semanas de incomunicación. Reviso el feisbuc y...la novia de mi primer gran amor (con quién tuve una historia de adulterio light hace un millón de años) quiere ser mi amiga. Me pregunto si sabe que durante un tiempo formamos parte de un mismo triángulo amoroso y que cada vez que oía su nombre, yo temblaba ante la posibilidad de que me partiera la cara. Sólo sabía su nombre y que era una crack de las artes marciales. ¿Querrá ser mi amiga de verdad o informarse mejor de cómo matarme? La gente es rara de cojones.

De repente echo de menos la incomunicación, esos paisajes de salvapantallas de windows, las estrellas, los abrazos hombro con hombro y la vida sureña.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Miti, bienvenida a casa.Me
hacias falta.

Juno

Miyavi dijo...

No se puede tener todo...

pepita mendieta dijo...

no me lo trago... las de por acá somos animales de la gué

miti dijo...

Claro que lo soy. Que la visión de un escenario natural alucinante sólo me suggiera un "hostia, es cómo estar dentro del salvapantallas de windows" es síndrome de Estocolmo del ordenador ;)