A las tres de la mañana nos sorprendió un vecino liándonos en el rellano. Sí, se nos había ido un poco de las manos la despedida...Veinte minutos más tarde, el tipo, la mar de optimista, volvió, pecholobo, a preguntar si le necesitábamos.
Fue patético hasta la risa, pero en el momento, no me hizo gracia. El tipo no se largó cuando le dijimos educadamente que sobraba, y para colmo, se colocó en la escalera, obstaculizando la salida. Agotada la vía diplomática y la huida, yo ya estaba calculando si entre las dos íbamos a poder con él, y la verdad es que no puedo asegurar nada, pero habría apostado a que sí. Una es más bien bruta, y Marla dobla espaldas, así que yo ya lo veía bastante claro.
Pero entonces, en lugar de recurrir a la violencia, Marla se puso asertiva y diciendo cosas tan increíbles como sentimos haberte molestado, pero ahora tu nos estás incomodando, así que vete, por favor logró que el tipo se fuera a su casa a sentirse gilipollas (merecidamente, desde luego).
En realidad me hubiera gustado ver a Marla ejecutando alguna técnica en plan los Cinco Puntos de Presión Para Hacer Explotar Un Corazón, pero también está bien comprobar que no está tan claro quién es la punki y quién la hippy en esta historia. Porque lo de que el porno ha hecho mucho daño entre los hombres no ha estado en duda en ningún momento.
2 comentarios:
¡Tres hurras por Marla!
Me alegro de que la hayas visto "en acción". Con la misma técnica consiguió que un carterista le dijera dónde había tirado mi cartera, que me acababa de robar, mientras yo lo tenía cogido y le gritaba sin parar (cosa que no servía de nada).
Una crack, tu Marla.
¡Que grande es tu chica!
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