Quizá es porque a mi el tema militar me da bastante grima, pero de por sí el nombramiento de la Chacón no me llenó de orgullo feminista ni nada de eso. Lo que pasa es que, a medida que la caspa de este país va diciendo sus gilipolleces de turno, una se va indignando y comprendiendo que quizá sí era absolutamente necesario que Carme y su bombo desfilaran ante el ejército. Sólo para que se pusieran en evidencia, para remover toda esa España apolillada y hedionda que, desde los medios de comunicación, se atreve a decir que una mujer, ¡peor aún, una mujer embarazada!, no puede desempeñar un buen papel como ministra de defensa.
¿Por qué, porque no ha hecho la mili? Y entonces, dentro de unos años, cuando NADIE en este país haya hecho la mili, ¿quién será ministro de defensa, un militar? Me parece estupendo, así podremos esperar a que haya mujeres militares en altos cargos que puedan asumir ese papel. Pero es que además, tendremos que ser coherentes, y poner en el ministerio de Educación y Deportes a un maestro de educación física, o un ex-futbolista, ¿no?
Luis María Anson redondeaba el chiste esta mañana diciendo que ya puestos, podrían haber nombrado a Pedro Zerolo. Alguien debería decirles a esta gentuza que añorar públicamente los tiempos en los que el ejército estaba libre de mujeres y mariquitas es, más que ofensivo, directamente anacrónico. Tan antiguo como el cuplé de dónde sacaron lo del batallón de modistillas.
(Otro día me pongo y le doy un repaso a Berlusconi, aunque es para no terminar: en dos semanas ha dicho que las mujeres de izquierda son feas, que las mileuristas lo que deben hacer es casarse con un hombre rico y que el gobierno de ZP es demasiado rosa...mayoría absoluta en Italia, para echarse a llorar)